domingo, 20 de febrero de 2011

El Castillo de Santa Catalina


El castillo de Santa Catalina se alza sobre una alta peña de 820 metros de altura que domina, y a la que se ciñe, la ciudad de Jaén.

Esta fortaleza fue en sus orígenes un alcázar árabe construido durante el reinado del rey Alhamar. Después de la reconquista definitiva por San Fernando, en el año 1246, se levantó sobre la alcazaba mora una fortaleza cristiana con una iglesia consagrada a Santa Catalina, de la cual proviene el nombre de la fortaleza.

En el emplazamiento que ocupa se han ido sucediendo a lo largo de los siglos tres fortalezas: el Castillo Viejo, el Alcázar Nuevo y el de Abrehuy (estos dos últimos separados por una explanada que hoy ocupa el Parador). Las reformas del siglo XV, impulsadas por el Condestable Iranzo, los unieron en la práctica.

El Alcázar Nuevo fue mandado construir por Fernando III tras la conquista de la ciudad, pero fue durante los reinados de Alfonso X y posteriormente, en el siglo XVII, en el reinado de Fernando IV, cuando se intensificaron las obras.

La fortaleza sufrió a través de los siglos numerosas modificaciones y largas etapas de abandono que lo sumieron en la ruina que los franceses, en 1812, acabaron por consumar.

Durante la ocupación francesa, a principios del XIX, se realizaron varias reformas como la construcción de un hospital, las caballerizas, pabellones para el gobernador, un área de oficinas y una plataforma artillera.

A lo largo del XIX, debido a las escaramuzas de las Guerras Carlistas, se reconstruido por última vez.

La fortaleza, que ocupa unos 170 metros de longitud, estaba compuesta por tres fortificaciones diferentes, el Alcázar Viejo, Abrehuy y el Alcázar Nuevo. Sobre las dos primeras fortalezas se construyó el actual Parador Nacional de Turismo, por lo que el Alcázar Nuevo es casi lo único conservado.

El Alcázar Nuevo está formado por cinco torres además de la del Homenaje. A la fortaleza se accede a través de una puerta abocinada con arco ojiva. En el interior una gran explanada, dividida en patio inferior y superior, sirve de distribuidor a las distintas zonas.

En una de las torres albarranas está la capilla de Santa Catalina que alberga la imagen de la patrona de Jaén.
La torre de la Vela y la de las Damas, formaron parte de la antigua fortificación musulmana.

La torre de las Troneras, con puerta en codo, tiene en el interior una habitación abovedada, espacio dedicado al aseo y letrinas. Junto a esta torre hay un portillo o puerta secundaria.

La torre del Homenaje es una construcción de planta rectancular y grandes dimensiones, 40 metros de altura, con tres lóbregas salas cuadradas abovedadas apoyadas sobre una columna central. La torre del Homenaje se comunica a través de un arco con las ruinas que aún se conservan de la iglesia.

Posee también un hermoso Patio de Armas, bajo el que existen diversas estancias sin ventilación, y la reconstruida capilla donde recibe culto la Patrona de Jaén, Santa Catalina de Alejandría.

En 1907 fue adquirido por don Manuel Ruiz de Córdoba, que trató de restaurarlo, aunque no avanzó mucho. En 1948 pasó a manos del Ayuntamiento, que inició las reformas, y en 1965 se construyó el Parador, destruyendo buena parte de los restos originales.

Fue declarado Monumento Histórico-Artístico por un Decreto de 3 de junio de 1931. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

En ese incomparable lugar en el que podemos ver Jaén a vista de pájaro se encuentra también el Parador Nacional de Turismo,  ubicada en esa portentosa edificación su interior mantiene la esencia del castillo donde destacan los impresionantes arcos cruzados a 20 m. de altura del salón principal, el comedor, de marcado carácter árabe, y las habitaciones confortables y acogedoras con magníficas panorámicas, cuenta con piscina y aunque sus precios son quizás algo elevados es un sitio de los más exclusivos para pasar la noche en la ciudad y poder disfrutar de la iluminación de la fortaleza y de todo el casco antiguo de la ciudad jienense desde las alturas.

Por último a la izquierda del castillo se encuentra La Cruz,  famosa si bien no por su valor intrínseco, sí por ser un perenne símbolo de la ciudad. Se dice que esta cruz monumental hace memoria a la que en aquel mismo lugar mandó colocar Fernando III el Santo tras arrebatar la fortaleza al rey Alhamar, otro excelente punto desde el que divisar la zona desde su impresionante mirador situado en el punto más elevado de la ciudad.

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