domingo, 20 de febrero de 2011

El Lagarto de Jaén


La leyenda del lagarto de la Magdalena está muy arraigada en Jaén, hasta el punto de convertirse en uno de los símbolos de la ciudad.

La influencia de la leyenda del lagarto de la Malena (o Magdalena) se refleja en las festividades, cabalgatas y festivales musicales ("Lagarto Rock"). En la cultura jiennense se dice que la propia estructura de la capital del Santo Reino, "enroscada en torno al cerro de Santa Catalina", recuerda a la fisonomía del legendario lagarto o dragón.
La leyenda

La primera referencia escrita del mito data de 1628. En una cueva junto a la fuente de la Magdalena apareció un lagarto de gigantescas dimensiones. El reptil devoraba a los que iban a por agua al manantial y provocó el terror entre los jiennenses. Esta primera parte de la leyenda se diversifica en distintas versiones diferentes sobre la muerte del lagarto:

El pastor y la piel de oveja. El hombre, cansado de que el lagarto se comiera su ganado, tuvo una idea para acabar con el lagarto. Cogió a una de sus ovejas y la mató, sacándole parte de la carne y rellenandola con pólvora. El reptil, al oler la sangre del cordero, lo devoró y murió al ser abrasado por dentro.

El preso y los panes. Un preso condenado a muerte solicitó que le indultaran, a cambio de matar al lagarto. Dado el pánico de los vecinos ante el mosntruo se le concedió la oportunidad de intentarlo. Para ello, pidió un caballo, unos panes calientes y un saco de pólvora. Al caer la noche, el preso se dirigió a la cueva y fue dejando una hilera de panes. El animal se despertó y se los fue comiendo tras el hombre, que no paraba de lanzar panes mientras huía a caballo. Al llegar a la plaza de San Ildefonso, en lugar de un pan le lanzó el saco de pólvora, que el animal devoró del mismo modo e, instantáneamente, el lagarto explotó. Según expertos en la leyenda como, Alfredo Cazabán y Juan Eslava Galán, esta versión es la más realista de las tres, puesto que en la Iglesia de San Ildefonso durante mucho tiempo se expuso una piel de reptil, seguramente de un caimán, sobre la que más tarde se pintó un retrato.

El caballero y los espejos. Los jiennense acudieron a un guerrero, el cual llegó con una armadura de espejos; al acercarse al animal, los rayos solares reflejados en los cristales cegaron al lagarto. El caballero aprovechó ese momento para acabar con el lagarto. Esta versión recuerda a la leyenda del dragón del Patriarca, y es la menos arraigada en Jaén.

Interpretación histórica de la leyenda

Se mantiene la creencia de que la leyenda podría tener cierta base histórica real, siempre sin perder de vista la tradición popular y lo inverosímil que supone la fundamentación de la propia leyenda.

Se dice que en uno de los viajes de Cristobal Colón a América, viajaba un jiennense como carpintero de una de las carabelas. Al llegar al Nuevo Mundo, le sorprendió un lagarto algo más grande que los que conocía del viejo continente, por lo que decidió llevárselo.

Al llegar a Jaén, el animal comenzó a aumentar su tamaño de manera alarmante y el carpintero no paraba de buscarle comida para mantenerlo saciado. El hombre desconocia que el reptil que se trajo de América era, realmente, una cría de caimán.

A medida que pasaba el tiempo el animal necesitaba cada vez más carne, por lo que el hombre decidió soltarlo a su suerte, provocando el ya conocido pánico entre los vecinos de Jaén.

Esta versión concuerda con la piel de caimán expuesta en la Iglesia de San Ildelfonso, aunque sigue resultando bastante "fantástico" el halo misterioso que envuelve a la leyenda y su posible fundamentación histórica.

Eslava Galán observa que muchos manantiales están dedicados a la Magdalena tanto en la Península Ibérica como en el sur de Francia, región donde, según una de las leyendas del grial, desembarcaron en el siglo I María Magdalena y José de Arimatea.

Los paralelismos con Jaén abundan, y alcanzan su máximo exponente en la localidad francesa de Rennes-le-Château, núcleo moderno de Rennes-les-Bains, que cuenta también con manantial y una iglesia de la Magdalena y cuyo nombre de origen celta podría significar "serpiente corredora" (aer red).
Emblema de la identidad jiennense

La repercusión y el arraigo de "La leyenda del Lagarto de la Magdalena de Jaén" traspasó las fronteras de la ciudad del Santo Reino hasta el punto de convertirse en uno uno de los diez tesoros que conforman el Patrimonio Cultural Inmaterial de España, junto con el Carnaval de Cádiz, la Semana Grande de Bilbao, etc. Trás dicha designación, el 2 de julio pasó a ser el dia de conmemoración de la leyenda del lagarto de la Malena.

La identificación de la figura del dragón o lagarto en la capital también se extiende a elementos tales como el escudo de la Catedral de Jaén, en el que aparece sometido a los pies de la Virgen y sobre un recinto amurallado que simboliza la ciudad.

El propio equipo de futbol de la capital jiennense lleva "un lagarto" en sus camisetas, como representación de la leyenda y también es, sobradamente, conocida la denominación de los jiennenses como "lagartos". Hasta en las propias expresiones de la jerga jiennense aparece frecuentemente "reventar como el lagarto de Jaén".

La interacción del mito con la naturaleza y su historia así como la enorme influencia y legado a las comunidades y los grupos, el sentimiento de identidad y de continuidad histórica y popular, convierten a la Leyenda del Lagarto de Jaén en uno de los estandartes de la cultura y la personalidad de los jiennenses.







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